En un sábado soleado de otoño, me encontré con la artista salvadoreña Sabrina Viéytez en CÉSURE, un antiguo campus universitario transformado en un espacio de encuentros culturales. Con una taza de café en mano, hablamos de su fascinación por la fotografía analógica y cómo esta técnica le ha enseñado a abrazar la incertidumbre y la imperfección. A …
Una conversación sobre fotografía y memoria
En un sábado soleado de otoño, me encontré con la artista salvadoreña Sabrina Viéytez en CÉSURE, un antiguo campus universitario transformado en un espacio de encuentros culturales. Con una taza de café en mano, hablamos de su fascinación por la fotografía analógica y cómo esta técnica le ha enseñado a abrazar la incertidumbre y la imperfección. A través de historias de amor, constancia y técnica, Sabrina nos revela cómo sus imágenes capturan fragmentos de memoria y humanidad que trascienden lo visual.
Sabrina
Ahorita que estaba en El Salvador, yo sentía como esta necesidad de hacer algo con las manos, aparte de tomar fotos, sino que algo todavía más táctil. En el año que acaba de pasar, estudiamos un montón de artistas que mezclaban técnicas y les salía muy bien. Pero yo no sé por qué me sigo como que encasillando en un arte y digo, cómo puedo hacer literalmente 2 o 3 al mismo tiempo?
Ayhuma
Para mí, las ganas de jugar con diferentes técnicas me vinieron con la pandemia. En el primer confinamiento, me fui a aislar en la casa de mi tía y no podía llevar todos los libros que uso para mis collages. Y eso me bloqueó un poco al principio, pero un día estaba mirando sus hilos de coser y empecé a preguntarme qué pasaba si los incorporaba a mis collages. Y la verdad que, si no fuera por esta situación, me parece muy poco probable que yo lo hubiera hecho en otro momento.
Sabrina
Decís si no hubieras tenido la necesidad?
Ayhuma
Claro, porque estaba limitada en mis materiales y sentía que no estaba logrando formular lo que tenía ganas de decir apenas con lo que tenía a disposición. Y esto me llevó hasta este lugar de permitirme pensar en otra manera de crear. En tus clases en la universidad, sentís que te dan espacios para explorar cómo contar historias con otros medios y formatos?
Sabrina
Sí, y siento que por eso me gustó un montón la clase de cine experimental que tuvimos el segundo año, porque de verdad puedes hacer lo que te salga del espíritu y no tienes por qué saber explicarlo con palabras. O sea, ya te lo explica la película.
Ayhuma
Y cómo surgió tu interés por la fotografía?
Sabrina
Siento que viene de lo que vengo estudiando, y creo que a mí lo que me cautivó de verdad fue saber usar una cámara con todas sus funciones. Y eso me pareció tan cool. Porque podés tomar una foto en modo automático y se va a tomar. Pero cuando vos sabés usarla, sentís que vos controlás a la cámara y ya no es ella la que te controla a ti. Y ahí vas a poder hacer la foto como tus ojos lo quieren ver y no como la cámara lo quiere ver.
Ayhuma
Últimamente he visto que has estado haciendo mucha fotografía analógica, no?
Sabrina
Sí! Siento que la fotografía analógica me emociona muchísimo más. Hay como un suspenso y una ansiedad que me parecen muy bonitos. Además, todo es como mucho más táctil, y por ser más arriesgado, el proceso suele ser mucho más emocionante. Ahorita mismo tomé fotos por 2 meses y hay unas que todavía no las he visto, y no sé cuándo las voy a ver. Y capaz no me salió ni una foto del viaje, no sé.
Ayhuma
Yo amo este suspenso que viene con fotografiar en analógico, porque para mí me funciona como un recordatorio de que el arte existe más allá de la perfección. Porque uno puede dar lo mejor de sí y conocer su cámara muy bien, pero nunca sabes cómo saldrá la foto realmente hasta que reveles el rollo. Y esto me parece hermoso en el proceso.
Sabrina
Claro. A veces uno tiene una composición en mente para una foto súper chiva y te termina saliendo la peor foto del rollo. Pero no importa, porque siempre podés volver a sacar una mejor, sabes?
Ayhuma
En estas vacaciones estuve aprendiendo a conocer mi cámara y siento que las fotos que más me sorprendieron fueron justamente las que pensaba que iban a estar malas. Incluso pensé un montón en vos durante el viaje, porque amo cómo fotografiás a la gente en la calle. Y muchas veces en este verano quería sacarles fotos, pero me bloqueaba el hecho de no saber cómo iban a reaccionar, y de hecho, he sacado muchas fotos donde solo aparecen de espaldas.
Sabrina
Pues sí, pero a mí también me salen muchas espaldas, eh? Siento que aquí en París es arriesgado porque a la gente no le gusta que le tomen fotos. Pero allá (en El Salvador) siento que la gente se deja bastante bien, pero igual tienes que tener tu técnica. Por ejemplo, ahorita que salí con mis papás, les tenía que decir cómo: váyanse a parar aquí para que parezca que yo les estoy tomando una foto, pero estaba tomando toda la cosa de atrás.
Ayhuma
Me re sorprende lo que decís, porque tus fotos me transmiten la sensación de que estás tan cercana a las personas que fotografiás. Nunca se me ocurrió que te pasaba lo mismo. Y cómo hacés para no dejar que esto te impida hacer las fotos que querés tomar?
Sabrina
Poquito a poquito uno va quitando la pena, pero siento que solo te quitas la pena haciéndolo más seguido. Si vos te seguís diciendo “ay, no quiero salir hoy porque me da pena, porque voy sola o me van a decir algo” o sea, obviamente vas a seguir teniendo esa pena. Creo que tienes que buscar lo que funciona para ti.
Ayhuma
Claro, tiene sentido. Y cómo fue la experiencia de regresar a tu país después de estar viviendo en París los últimos años y fotografiar el amor en El Salvador?
Sabrina
La verdad que cuando vos me propusiste hacer esta serie fotográfica, me quedé pensando en lo que iba a fotografiar. Porque, por ejemplo, a mí me gusta muchísimo París, pero como que siempre me pregunto por qué le llaman la ciudad del amor. Si hay cosas lindas ahí, hay amor ahí, pero siento que la otra mitad viene como de tus ojos. Si vos querés percibir el amor, pues lo vas a ver, verdad? Y ahorita que iba a volver a El Salvador, estaba un poco nerviosa porque me decía qué voy a fotografiar? No sé, cuando vivía en El Salvador me decía que no había nada que hacer, y menos para tomar fotos. Pero ahorita, cuando regresé y tenía que tomar las fotos desde la perspectiva del amor, siento que ni me alcanzó el rollo para sacar todo lo que quería.
Ayhuma
Claro, y pienso que cuando sos inmigrante, esta puede ser una tarea muy hermosa, pero bastante difícil a la vez, de volver a tu país y de permitirte mirar con el guion del amor a la gente que está ahí y que son la representación de tus orígenes y de lo que traes contigo a tu nuevo país.
Sabrina
Sí, y además todas las ciudades tienen sus lados feos, pero todas las ciudades tienen por lo menos un lado bonito. Entonces siento que si buscas lo bonito, es eso lo que vas a recibir. Depende de tu deseo. Y eso me pasó ahorita que volví a El Salvador, y por eso me enfoqué mucho en tomarle fotos a la gente. Igual siento que esa perspectiva de buscar el amor, aún en los lugares feos, me la han dado mis papás, que siempre se han amado mucho, gracias a Dios. Entonces llevo como ese, no sé, ese lado de bondad que heredé de ellos.
Ayhuma
Y ahora, cuando regresaste, cómo lo notaste a la gente? Tengo que decir que estaba muy curiosa de ver cómo ibas a trabajar el tema del amor en las fotos, sobre todo con el contexto político actual. Porque uno lee el noticiario de lejos, pero es difícil hacerse una idea real de cómo está la vida en el país. Y me quedé pensando de qué modos la gente sigue llevando a la calle su vida y amor. Cómo ocupan los espacios en este momento tan turbio de la historia del país?
Sabrina
La verdad es que no sé si estoy yo en el mejor lugar para hablar de política, así que no quise pensar en esta serie como algo político. Pero definitivamente siento que a la vez también tiene algo de político. Cuando me dijiste para fotografiar el amor, lo pensé muchísimo: qué es el amor? Y viendo todas mis fotos, me doy cuenta de que nunca he fotografiado nada que me haga decir bueno, esto refleja mi odio a todo. Al contrario, siento que en verdad todo mi trabajo lo hago con amor. Y eso es desde el principio del proceso.
O sea, lo analógico lo escogí porque lo amo, y los sujetos que fotografío, si es porque me gustan también. Siento que desde el fondo de mi alma fotografío solo cosas que me gustan. Y por eso siento que justo esta no es como una serie así muy política, ves? Porque no fotografío cosas duras. Y ahí está un límite, y eso como que entabló una gran reflexión dentro de mí misma de hasta dónde puedo tomar fotos de la gente en la calle, verdad? Yo siento que nunca estaré en un lugar donde me sintiera legítima de tomar fotos de gente en una situación vulnerable. Hay grandes fotógrafos que se dedicaron a eso, pero yo sola no me siento en mi lugar de hacerlo desde la perspectiva y el alma que tengo.
Ayhuma
Cuando estudié fotoperiodismo en la facultad, este era un gran debate. Fue ahí cuando me encontré por primera vez con el trabajo, para mí encreíble, de Sebastião Salgado Filho. Y me acuerdo que muchos compañeros veían su trabajo como algo negativo. Criticaban el hecho de que toda su obra la hiciera en blanco y negro y fotografiando personas en situaciones de vulnerabilidad extrema. Había gente que decía incluso que el blanco y negro le añadía una belleza que no era real. Y me pregunto desde la facultad si lo hacía así para que la belleza, que sí existe naturalmente en cualquier ambiente, pueda mostrarse más fácilmente a aquellos que están menos sensibles a otras realidades.
Sabrina
Siento que entre las fotos callejeras hay quienes quieren mostrar realmente una realidad difícil, y hay gente que he visto en Instagram que solo lo hace para subirlas a las redes y nada más. Y ahí me parece como un poco pretencioso y morboso, no?
Ayhuma
Tal cual!
Sabrina
Es que pasa mucho en las redes que a una foto le das like y se termina ahí, no hay una discusión. También entra en debate lo que terminas haciendo con tus fotos y si las vas a subir a las redes. Lo que personalmente es la única manera en que yo, todavía una fotógrafa chiquita, siento que me puedo hacer ver. Pero obviamente hay fotos de las que estoy tan orgullosa que me digo: qué ganas de hacer una revista o algo así, pero no tengo dinero. Y a veces me da lástima que una foto solo termine en Instagram y que reciba likes y ya.
Ayhuma
Claro, y toda esta experiencia puede ser un poco frustrante también. Porque uno pone tanto de su tiempo y de quién es cuando hace una foto, que es un proceso mucho más largo que el tiempo de vida de tu foto en las redes.
Sabrina
Exacto, porque aparte con la fotografía analógica siento que es un poco paradójico. Es lo que te digo, lo que me gusta es lo táctil. Eso de poner el rollo, tener cuidado de que no se exponga, más la espera para revelarlo. Entonces, no sé, todo eso tan delicado y con tanto suspenso, para que al final termine solo haciendo un post de Instagram que se mezcla entre millones y millones que se suben al día.
Ayhuma
Creo que estamos por vivir un cambio significativo en la forma en que usamos las redes sociales y, de hecho, cuáles redes usamos. Pero, mientras tanto, creo que es importante seguir subiéndolas, porque eventualmente lo que haces va a llegar a quien tiene que llegar. Y cuanto más lo pones en un lugar accesible a más gente, también está ese efecto de compartir algo que tiene el potencial de inspirar a otra persona o de ser un mensaje positivo en su día.
Sabrina
A veces me pregunto dónde se van a publicar las fotos más tarde, porque probablemente Instagram ya no exista, y van a decir como: guau, antes, hace 40 años, se publicaban en una cosa que se llamaba Instagram, y hace 80 años se ponían en álbumes de fotos anticuados, verdad? No sé, esa reflexión solo me da ganas de seguir tomando fotos. O sea, que quede una huella de lo que es ahorita el mundo, aunque mi herramienta para fotografiar sea de hace muchos años también.
Ayhuma
Yo amo hacer álbumes de fotos. Me gusta tener este recuerdo físico en casa de los viajes que hice o de la gente que amo. Y siento que me conecto mucho más porque es distinto saber que el número de fotos que puedes sacar está limitado, lo que no pasa con los móviles. Y eso me hace tener otra reflexión sobre lo que quiero fotografiar y cómo.
Sabrina
Exacto. Este verano que fui a El Salvador, siento que no tomé nada de fotos con mi teléfono, a menos que no haya llevado mi cámara y dije, bueno, quiero recordar este momento. Pero raramente vuelvo a mi foto y digo: «Ay, sí, a ver qué habré hecho yo ese día ». Hasta porque con el teléfono puedes hacer una ráfaga. Con la cámara analógica es justo lo contrario y casi siempre solo tomo una o máximo dos fotos de la misma escena.
Ayhuma
A mí me pasa igualito.
Sabrina
Y siento que uno lo recuerda mucho más con las fotos analógicas, y no importa si la foto ha salido buena o mala. Pero el analógico siento que se vuelve mucho más memorable.
Ayhuma
Coincido completamente. Incluso con las fotos que no salieron « bien ». A mí me pasa de mirarlas y acordarme perfectamente de lo que estaba intentando fotografiar y cómo era la escena. Mientras que con el digital tengo dificultad de conectarme de verdad y hasta recordar por qué quise hacer tal foto en su momento.
Sabrina
Bueno, estaba haciendo un stage en un laboratorio de fotografía y una de mis tareas muchas veces era escanear los rollos de la gente. Y muchas veces llegaban rollos de profesionales y como que estos estaban a la par, y había que tomar todavía más cuidado con sus rollos. Y sabes qué me di cuenta?
Ayhuma
No, que?!
Sabrina
Trabajando ahí nunca he visto un rollo de un fotógrafo profesional donde las 36 fotos salgan perfectas. Hay veces que solo 10 de las 36 están bien. Entonces, cuando yo me equivoco, me digo: « bueno, a los profesionales les pasa lo mismo, verdad? » Y eso es parte del proceso y de lo imprevisible de lo analógico, incluso para los más profesionales. Y ese riesgo no lo tiene la fotografía digital, y es justo lo que me emociona tanto en lo analógico.